Hoy, por hacerse público este blog por primera vez, hay una doble entrega. El primer post ha sido una breve presentación, y el segundo ya entra en materia. En este caso trata de los husos horarios, y de la hora en Canarias y el resto de España. Espero que les guste.
Son muchas las cosas que forman parte de nuestra vida cotidiana y, por ello, damos por sentadas. El agua de abasto, el suministro eléctrico, el saneamiento, los medios de transporte y de telecomunicación, entre muchos otros ejemplos, configuran nuestro modo de vida. Tal vez nos parezca trivial saber qué hora es, con tal de tener a nuestro alcance un reloj o a quien lo tenga. Cuando quedamos con unos amigos para ir al cine a las siete de la tarde, nos vemos con un compañero para comer a las dos, tenemos una reunión en Madrid tal o cual día a las once de la mañana o acordamos una teleconferencia con unos colaboradores en Nueva York a nuestras cinco de la tarde, no consideramos que haya una ambigüedad en la determinación horaria de tales citas. Todas las personas que viven dentro de un mismo huso horario comparten horario y se relacionan con los residentes en otros de forma muy sencilla. Así pues todos los canarios compartimos una misma hora, que es justo una menos que la de Madrid y justo cinco más que la de Nueva York, en este último caso con la salvedad de que, al comenzar en EEUU el horario de verano dos semanas antes y terminar una semana después que la Unión Europea, hay tres semanas al año en las que la diferencia horaria entre Canarias y Nueva York es sólo de cuatro horas.
Pero las cosas no fueron siempre así de simples. Hasta épocas relativamente recientes los horarios eran locales, cada pueblo o ciudad tenía el suyo y lo regía por el reloj de algún edificio público o religioso que, a su vez, se establecía de acuerdo con la hora solar del lugar. Esto era suficiente para sociedades relativamente aisladas, en la que las necesidades de coordinación de horarios eran muy básicas. La mayoría de población rural, sin duda, se orientaba simplemente por el horario solar. La población urbana sincronizaría sus relojes con el reloj público oportuno y, cuando por motivos del comercio u otra causa hubiera de desplazarse, en general en largos y fatigosos viajes, simplemente reajustaría sus relojes al arrivar a destino.
Dos acontecimientos tecnológicos determinarían en el S. XIX la insuficiencia de los horarios locales. La invención y desarrollo del telégrafo y la implantación del ferrocarril, con tendidos frecuentemente simultáneos, aproximaron ubicaciones distantes e hicieron necesaria la sincronización de los horarios de forma cada vez más precisa. Si en un primer momento ésta era necesaria para las estaciones de las líneas de ferrocarril, progresivamente fue necesario coordinar la actividad civil y militar de los distintos territorios y, de forma muy señalada, la actividad económica, con empresas que extendían su operación sobre regiones cada vez más amplias, y con una actividad bursátil cada vez más extendida. No es de extrañar que el telégrafo haya venido en llamarse la internet victoriana, pues su impacto en la globalización del momento sólo es comparable al producido, en las últimas décadas, por las modernas tecnologías de la información o, en el Renacimiento, por la invención de la imprenta. El caso es que progresivamente los países fueron adoptando un mismo huso horario en todo su territorio, refiriéndolo al mediodía o meridiano, esto es el momento del día en que el sol está más alto, de una localización concreta. Como todos recordamos de nuestras lecciones escolares de geografía, los meridianos son líneas imaginarias sobre el geoide terrestre que pasan por los polos. El meridiano de un lugar es sencillamente la línea imaginaria que yendo de polo a polo pasa por él, coincidiendo en todas las ubicaciones recorridas por un mismo meridiano el momento del mediodía. Debido al movimiento de rotación de la tierra, los lugares cercanos al oeste del meridiano verán llegar el mediodía algo más tarde mientras que los que están al este lo verán algo después. La conveniencia de un único huso horario nacional hizo que se admitiera la divergencia entre la hora oficial y la hora solar del lugar, de modo que sucesivamente todos los países europeos establecieron sus propios husos horarios mientras que, en EEUU, por sus grandes dimensiones se admitieron varios, aunque en número muy reducido. El proceso comenzó en Inglaterra y Escocia, donde establecieron en 1851 el meridiano que pasa por el Observatorio Real, sito en el distrito de Greenwich en Londres, como referencia, y adoptaron una división del día en veinticuatro horas para coordinar las líneas de ferrocarril (previamente eran doce horas de mañana y doce de tarde, lo que daba pie a confusiones). Poco a poco otros países fueron adoptando horarios basados en tal sistema, de modo que la superficie de la Tierra se dividía en veinticuatro husos horarios, determinados por meridianos que partiendo desde el de Greenwich se establecieron cada quince grados de longitud geográfica (15º x 24 horas = 360º, o circunferencia completa del Ecuador terrestre), aunque seguían perviviendo al tiempo los sistemas horarios locales en muchos países. Todo ello motivó que se celebraran distintas reuniones científicas y diplomáticas para formalizar un sistema horario mundial, acordándose en la Conferencia Internacional del Meridiano, celebrada en Washington D.C. en 1884, la adopción del meridiano de Greenwich como meridiano cero (logitud geográfica 0º) y su hora solar media como referencia horaria. Es ésta la famosa GMT o Greenwich solar Mean Time, que tantas veces hemos visto. La hora solar media difiere de la hora solar aparente, la que realmente nos muestra el sol, en una corrección matemática que posibilita que efectivamente el día tenga veinticuatro horas a lo largo del año. Otras correcciones introducidas en la segunda mitad del S. XX han dado lugar al Tiempo Universal Coordinado (UTC), motivadas porque la rotación de la Tierra puede experimentar pequeñas variaciones, que han ido corrigiéndose progresivamente mediante modelos matemáticos. En la actualidad la referencia del tiempo se toma mediante el Tiempo Atómico Internacional, medido con los relojes atómicos de casi setenta laboratorios en todo el mundo, y el tiempo GMT se corrige introduciendo de vez en cuando un segundo para asegurar la sincronía con el UTC. Tal vez se pregunte cómo hablamos de referencia meridiana, por tanto con el sol en lo alto, cuando el cambio de un día al siguiente es por la noche. Efectivamente, no sería hasta 1925 cuando se convino que las cero horas se trasladaran del mediodía a la medianoche.
Pues bien, en España no sería hasta el año 1900 cuando, por Real Decreto de la Regente María Cristina, se adoptó el mencionado sistema GMT como hora oficial, no incluyéndose a Canarias por aparente olvido. Serían los ingleses quienes, debido al tráfico comercial con el Archipiélago, preguntaron a las autoridades españolas qué hora regía oficialmente en Canarias. Consultados al efecto en 1921 (sí, el año es el que lee) el Gobernador Civil de la provincia de Canarias y los Comandantes de Marina de Tenerife y Gran Canaria, las respuestas fueron dispares. Así pues el Gobernador Civil informó que, consultadas las autoridades locales, en las Islas regía su hora meridiana, aclarando que correspondía su huso horario a una hora menos que la GMT. Sin embargo los Comandantes informaron, por ejemplo, que en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria era el reloj de la Catedral quien fijaba la hora de forma caprichosa, mientras que las oficinas de telégrafos se regían por la hora GMT, o el Puerto de las Palmas por la hora meridiana de la ciudad. En fin, un verdadero lío. Sería el 11 de febrero de 1922 cuando el Rey Alfonso XIII dictó un Decreto estableciendo la hora oficial en Canarias, fijándola en el huso horario que le correspondía, esto es, una hora menos que la GMT y, por tanto, una hora menos que en la Península y Baleares. Ya entonces hubo quien quiso igualar la hora de Canarias a la peninsular española para disponer de una hora homogénea en todo el Estado, si bien la diferencia que resultaría entre la hora oficial y la solar se juzgó excesiva.
Efectivamente, el meridiano de Greenwich pasa muy cerca la ciudad de Alicante, por Argelia, Mali, Burkina Faso, roza a Togo y sale al mar después de atravesar Ghana, de modo que a todos estos territorios les corresponde el huso horario GMT, pero no a Canarias que está muy al oeste. ¿Por qué entonces El Hierro se conoce como Isla del Meridiano?, posible razón de la reciente y muy divertida confusión de una personalidad pública que se afanaba en situar a Canarias en el huso GMT. La Isla de El Hierro fue utilizada como referencia por europeos, principalmente franceses y españoles, como punto más occidental antes de aventurarse hacia el interior del océano en pos del Nuevo Mundo (probablemente Azores no resultaba tan conveniente, pues la isla de Flores está considerablemente al oeste de El Hierro). La medida de longitudes geográficas en el mar, con barcos de vela y relojes mecánicos, no es cuestión sencilla, ni mucho menos (si lo es el cálculo de la latitud geográfica, con sólo medir la elevación de la estrella Polar sobre el horizonte). El meridiano de El Hierro está algo más de veinte grados al oeste del de París, lo que lo convertía en una referencia útil para los cartógrafos. De hecho, el explorador y geógrafo francés Louis Feuillée fue comisionado en 1724 para calcular la longitud precisa del meridiano de El Hierro en relación al de París.
Por último, quisiera hacer una breve mención al huso horario actual en España. En 1940 el régimen de Franco adelantó una hora la hora oficial para hacerla coincidir con la Central Europea, de Francia e Italia. Lo que la norma reguladora presentó como un cambio de hora provisional se ha mantenido inalterado hasta la fecha. Por ello, tanto Canarias, como la Península y Baleares tienen una hora más de la que les corresponde. No falta quien opina que nuestras particulares rutinas horarias están motivadas por tal descuadre horario, cuestión sobre la que no puedo opinar pues no sé si previamente a 1940 teníamos un horario para comer, cenar e irnos a la cama más acorde con el de nuestros vecinos europeos. Lo que es cierto es que nuestro huso horario actual no es el que nos corresponde geográficamente y, por tanto, no es consistente con nuestra hora solar. En todo caso, la geografía claramente dispone que Canarias debe tener una hora menos que en el resto de España. Es por ello sorprendente que en septiembre de 2013 la Subcomisión para el estudio de la Racionalización de Horarios, la Conciliación de la Vida Personal, Familiar y Laboral y la Corresponsabilidad, constituida en el seno de la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados, identificara correctamente el descuadre horario en la España peninsular y Baleares, considerando que le corresponde el huso horario de Portugal, Inglaterra y Canarias, y no advirtiendo consecuentemente que el de Canarias también está incorrectamente adelantado una hora.
Como anécdota final, probablemente haya oído que Einstein, a pesar de trabajar en una oficina de patentes, tuvo la genialidad de formular la Teoría de la Relatividad Especial. Pues bien, parece ser que fue justo gracias a que trabajó en tal oficina (y por supuesto a su genialidad), que tuvo la posibilidad de evaluar múltiples dispositivos de sincronización del tiempo mediante líneas telegráficas, y pudo por ello reflexionar sobre aspectos que dieron pie a la famosa teoría, que en esencia establece la diferencia en las medidas del tiempo que obtienen dos observadores que se muevan con velocidades entre sí muy altas.
Si le ha resultado interesante, tal vez le apetezca consultar alguna de las siguientes referencias:
– Una hora menos en Canarias: apunte histórico-jurídico, Manuel Aranda Mendíaz y Eduardo Galván Rodríguez, 1997.
– La hora oficial en España y sus cambios, Pere Planesas, Instituto Geográfico Nacional (IGN), 2013
– Informe de la Subcomisión para el estudio de la Racionalización de Horarios, la Conciliación de la Vida Personal, Familiar y Laboral y la Corresponsabilidad, constituida en el seno de la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados, septiembre 2013 (ver en la página 63 la primera propuesta de la Comisión).
– Astronomical Time, Dennis McCarthy, Proc. IEEE, 1991
– Einstein’s Clocks and Poincare’s Maps: Empires of Time, Peter Galison, 2003
Si el huso horario parte del meridiano 0 o de Greenwich, entonces Canarias y Peninsula compartirian huso. Pero como el meridiano 0 está en el centro del huso «0» (+/- 7,5º), pues, efectvamente, siempre en Canarias con una hora menos.